sábado, 2 de febrero de 2013

Pain


Quisiera esta tarde divina de octubre 
Pasear por la orilla lejana del mar;
Que la arena de oro, y las aguas verdes, 
Y los cielos puros me vieran pasar.
Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
 Como una romana, para concordar
Con las grandes olas, y las rocas muertas, 
Y las anchas playas que ciñen el mar.
Con el paso lento, y los ojos fríos
 Y la boca muda, dejarme llevar;
Ver cómo se rompen las olas azules
 Contra los granitos y no parpadear;
Ver cómo las aves rapaces se comen 
Los peces pequeños y no despertar;
Pensar que pudieran las frágiles barcas 
Hundirse en las aguas y no suspirar;16
Ver que se adelanta, la garganta al aire, 
El hombre más bello; no desear amar...
Perder la mirada, distraídamente, 
Perderla, y que nunca la vuelva a encontrar;
Y, figura erguida, entre c ielo y playa, 
Sentirme el olvido perenne del mar.

A.S.

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